LARGA VIDA AL REY: FRUTOS

Verenize . de Veda no quiere morir.Ha sacrificado demasiado de sí mismo en construirle un imperioáa su difunta hermana, para cuando por fin se reencarne, y no estáádispuesto a rendirse tan pronto. Doscientos años de soledad noáson nada; podría aguantar otros doscientos, cuatrocientos, seiscientos,ápodría soportar toda una eternidad esperándola, siempreámientras supiera que, algún día, ella volvería.Pero el fantasma de Sera le dijo que pronto sería libre, y acto seguido condujo al Séquito hasta el arma profetizada para matarlo.Nize no puede dejar de pensar en eso. De preguntarse si será suápropia hermana otra traidora más, otro recuerdo amargo queriendoáapuñalarlo por la espalda, como todos y cada uno de losámiembros del Séquito, esos que ahora lideran las huestes rebeldes.áDebería haberlos matado cuando aún era el lobo entre ovejas,ácuando aún dormía entre ellos al raso; cálido, seguro y feliz poráprimera vez en siglos. Ah, los echa tanto, tantísimo de menos.No, Verenize . de Veda no quiere morir,ápero ¿acaso al destino le han importadoáalguna vez sus deseos?